La velocidad periférica del casco tendrá un efecto decisivo sobre la efectividad de la acción de molienda del medio: si su velocidad sería demasiado baja, no hubiese efecto de “cascadeo”, si fuera demasiado alta, las bolas o barras quedarían adheridas a la pared del cilindro por la fuerza centrífuga e igualmente declinaría la acción del medio.
Es costumbre designar la velocidad a la que se produciría el efecto centrifugo del medio, como velocidad crítica, como sigue:
La velocidad de operación (NC) se expresa en “% de velocidad crítica”, que para molinos de bolas se sitúa entre 65% y 75% en promedio mientras que el rango preferido para molinos de barras sería 60% a 68% (máx. 70%) de la velocidad crítica.
La eficiencia de molienda de los molinos depende en alto grado de la utilización de la energía absorbida por éste.
Los molinos de barras o de bolas pueden funcionar según dos régimen distintos y se admite la teoría siguiente:
Si la velocidad de rotación es relativa lenta, los cuerpos moledores rozan sobre el recubrimiento del molino; rodando unos sobre otros siguiendo una trayectoria aproximadamente circular concéntrico alrededor de una zona más o menos estacionaria llamada "zona muerta".
La molienda se realiza por fricción interviniendo siempre fuerzas de cizallamiento. A este régimen de funcionamiento de un molino se le llama “marcha en cascada". (ver fig. 4 ).
Si la velocidad de giro es más rápido, los cuerpos moledores siguen una trayectoria que comprende parte en caída libre, donde poseen una energía cinética elevada. La molienda se realiza por choques, lo que permite asegurar una molienda fina de materiales duros y abrasivos.
Cuando un molino funciona con éste régimen se dice que o se llama “marcha en catarata”.
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